«CONTINUARÁ…» Así terminaba hace un año el artículo sobre la primera parte del Camino de Santiago que iniciamos en San Jean Pied de Port, Francia, y nos llevó a recorrer 170 kilómetros por Navarra, pasando por Roncesvalles, Pamplona, Puente la Reina, Estella y Logroño. Hemos cumplido la promesa y de nuevo este año nos hemos lanzado a continuar nuestro camino, partiendo desde Logroño y realizando 125 kilómetros hasta Burgos, superando La Rioja y adentrándonos en los campos de Castilla.
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Previos 2012 (25/06/2012)
Iniciamos nuestras vacaciones estivales la última semana de junio, el objetivo es claro, poder realizar durante esa semana la segunda fase del camino, queremos evitar excesivo calor y demasiada gente que nos dificulten las pernoctaciones en los albergues. Pero antes de irnos, disfrutamos de un grandioso fin de semana con la ruta Granada-Veleta-Calahonda, acompañada de una noche de San Juan en la playa, realmente innovidable.
De vuelta a Granada tras el fin de semana, inciamos los preparativos del Camino, estamos muy tranquilos, pues sabemos exactamente lo que tenemos que llevar y la experiencia del año pasado fue tan buena, que no tenemos ninguna duda de que todo va a salir perfecto. De la mochila este año eliminamos algunos elementos que no usamos el año anterior, camiseta térmica, por ejemplo, otros los cambiamos, saco de dormir, por sábana saco, más ligera y suficiente.
Como el año pasado, no se nos olvida preparar la guía del recorrido, librito que nos acompañará durante nuestra aventura con toda la información necesaria, además de donde anotamos las impresiones de cada etapa.
Al final del día, todo está preparado y empaquetado en nuestras mochilas, todo está listo para iniciar la aventura un año más. Antes de irnos a la cama, cenamos con la familia Ariza que también tiene una aventura por delante, su participación en el 24Doce de Madrid el siguiente fin de semana.
Iniciamos el viaje (26/06/2012)
El martes despertamos temprano y ultimamos los preparativos, montamos el equipo en el coche y bajamos a casa para dejar a nuestra Nirvana con mis padres, como el año pasado, no nos acompañará en esta aventura y la echaremos mucho de menos, aunque en Granada con mi padre, no se aburre ni mucho menos.
El viaje en coche, con un paso de Despeñaperros terminado y la A4 con menos obras, nos cunde bastante, no tardamos en vernos en las inmediaciones de Madrid y aguantando un poco el hambre, pasar la capital en busca del Puerto de Somosierra, donde paramos a comer una exquisita tortilla de patatas y unos filetes empanados que previamente traíamos preparados de la noche anterior. Castilla León nos recibe con la A1 recién abierta, fue un suplicio el año pasado, lo que nos acerca a Burgos en volandas.
Burgos nos recibe con una ola de calor que aparece hasta en la prensa local, pero como una ciudad monumental, majestuosa, señorial y cargada de historia, que invita a descubrirla paseando por sus estrechas calles. Buscamos el hotel, dejamos nuestro equipo y estacionamos el coche en las proximidades, donde nos esperará hasta nuestra vuelta dentro de una semana.
No podemos resistir la tentación y entramos al centro histórico, tras salvar el río por un puente, por la puerta de Santa María, dando paso a una gran plaza donde la Catedral Gótica es el eje central, su piedra blanca, sus ventanales, sus pináculos apuntando al cielo, es realmente espectacular, tan espectacular como el ambiente que hay en la calle, la ciudad está en fiestas y varias peñas con sus charangas recorren las calles animándolas con música.
Un café y vuelta al hotel para descansar un rato, a las nueve volvemos a la calle, dando un paseo, viendo el Museo de la Evolución Humana, con concierto incluído y tomando algunas cervezas con sus correspondientes pinchos. Las vistas a una catedral iluminada con el cielo pintado por los colores de la puesta de sol se merecen unas buenas fotos, antes de regresar al hotel para dormir temprano.
Continuamos el viaje (27/06/2012)
El día se inicia muy pronto, a la siete de la mañana suena el despertador y nos ponemos en marcha. Tras dejar el hotel, rodeamos al manzana para llegar a la Estación de Autobuses, comprobamos en las pantallas que nuestro bus sale a la hora prevista, 8:30, así que podemos desayunar tranquilos en una cafetería cercana, de vuelta a la estación, esperamos un poco hasta que llega nuestro transporte, metemos las mochilas y nos montamos solos. El recorrido, por carreteras nacionales y entrando a varios pueblos para recoger y soltar pasajeros. No tardamos en entrar en la Comunidad Autónoma de La Rioja, con sus viñedos y bodegas, durante este recorrido, vamos haciendo la distancia que recuperaremos andando en los próximos días. A la entrada de Logroño, ¡Todos nos suena!, hace un año, en esta estación, iniciábamos la aventura tomando el bus que nos llevaba a Pamplona y desde allí a Francia.
Sólo tenemos que tirar de nuestros recuerdos, para orientarnos y pasear por las calles, con nuestras mochilas a la espalda, hasta la Catedral de La Redonda y la Calle Ruavieja, donde se sitúa el Albergue, que abre a las 13:00. Es temprano, así que volvemos junto a la catedral, en su plaza, nos sentamos a tomar un café y a escribir en el cuaderno. Estos tiempos tranquilos, le dan al Camino esa salsa de ritmo lento y pausado, ese sabor de desconexión que tanto me gusta. No será hasta mañana que iniciemos nuestra marcha con la primera etapa que nos llevará a Nájera.
Hablando con mi padre, me alerta de la salida de Logroño, que es un poco liosa, así que nos andaremos con ojo, para no despistarnos. Esta noche, semifinal de la Eurocopa, España-Portugal, a ver lo que podemos ver, pues el horario del albergue es estricto.
Tras registrarnos y estampar el primer sello de este año, nos acomodamos en nuestras camas y descanso un rato mientras Isa lee en el coqueto patio del Albergue, no descanso demasiado, pues es la hora a la que va llegando la gente, ocupando su sitio, deshaciendo sus mochilas.
Paseamos al medio día por la Calle del Laurel, parando en un par de sitios, con sus pinchos y cerveza para comer, regresando al albergue para seguir con la siesta, entrecortada por el intenso calor.
A las seis, salimos a la calle, visitando la iglesia y el claustro existente junto al albergue, aún esconde una preciosa capilla de su época de hospital de peregrinos, atendiendo a las explicaciones de nuestro amable guía, disfrutamos de la visita, antes de regresar al calor de la calle.
Regresamos al centro para sacar dinero en efectivo para los primeros días, de vuelta a la Calle del Laurel, nos sentamos en una terraza para disfrutar de la cena mientras sufrimos con la primera parte del fútbol. En el descanso, regresamos al albergue, revolucionado por el deporte y por el calor, yo me acuesto, Isa se queda escuchando la radio, al final penaltis que escucho por los gritos de la calle, por fin, victoria, ruidos, petardos y después de un rato, la calma necesaria para conseguir conciliar el sueño. Mañana… continuamos con el viaje que empezamos el año pasado…
Etapa 8 (28/06/2012) | |
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Resumen de la Etapa 8
Por fin arrancamos esta fase del Camino, tras los preparativos y el viaje, ya había ganas de calzarse las botas, colgarse la mochila y vivir de nuevo la experiencia de seguir las flechas amarillas. Arrancamos muchísimo antes de lo previsto, la gente empieza a moverse muy temprano y aunque intentamos aguantar en la cama todo lo posible, acabamos por ceder, levantarnos, preparar el equipo y ponernos en marcha. Al mirar el reloj, son las cinco de la mañana.
De noche cerrada, cruzamos las vacías calles de Logroño, parando en la Fuente de los Peregrinos para llenar nuestras reservas de agua. Como es habitual, las entradas y salidas de las grandes ciudades, por amplias avenidas son bastantes tediosas, vamos muy pendientes de las flechas, que nos van alejando poco a poco de los bloques de pisos, luego de las naves industriales y a las afueras, por un parque, pasando bajo la autovía, la vía verde que tomamos justo cuando amanece.
Avanzamos con la ciudad a nuestras espaldas y adelantamos a los primeros peregrinos que salieron más temprano, alguno de ellos despistado, que tenemos que llamar a gritos para volver a meterlo en el Camino, este ha tenido suerte…
En este arranque predomina el llano con suaves subidas y bajadas, al poco pasamos por un área recreativa que da paso al Embalse de La Grajera, pasamos por el dique entre pescadores y patos e iniciamos un tramo que recorre el borde del pantano, abrigado por árboles, muy agradable de caminar. En la cola del pantano, iniciamos la subida que entre campos de viñas nos lleva a un alto junto a la autovía de Burgos.
Descendemos por la pista paralela a la carretera, el sol que hace poco salió por el horizonte, ya empieza a calentar, al final el madrugón va a ser favorable. Sin mayores compliciaciones avistamos Navarrete, a un kilómetro del pueblo están los restos del antiguo Hospital de Peregrinos, el pueblo está en un cerro, así que la entrada en cuesta.
En el primer bar, paramos a desayunar, café y tostada y a seguir, mientras van entrando un buen grupo de peregrinos. Terminamos de subir las calles del pueblo, coronado por la Iglesia, saliendo por la izquierda, tomando unos metros de carretera, luego por pista pasamos junto al cementerio, que conserva la portada del Hospital de Peregrinos cuyas ruinas estaban a la entrada del pueblo.
Desde este punto, un amplio tramo de lomas, entre campos de cultivo, que sólo son jalonados por la Cooperativa de Sotes, a mitad de camino, hasta Ventosa, que rozamos levemente, para iniciar una subida más pronunciada para ganar el Alto de San Antón. Ante nosotros se abre una nueva llanura, llena de viñedos y cereales, no sabemos qué núcleo es Nájera, pero si que lo tenemos que tener a la vista, así que buscándolo, descendemos hacia los campos, castigados por un sol que hace este tramo más cansado.
Después de un buen tramo de pista, salvamos el Río Yalde, que no lleva agua, nos quedan tres kilómetros a Nájera y las primeras naves industriales y barrios residenciales ya se ven, paralelos a la carretera, seguimos por la pista accediendo a un barrio, ya en Nájera, toca cruzar todo el pueblo para internarse en las calles más estrechas del centro y descender por fin al Río Najerilla, que salvamos sobre un puente, son las once y media y hemos realizado 30 kilómetros, hemos arrancado con una gran etapa.
El albergue no abre hasta la una, pero los hospitaleros, muy agradables y cercanos, nos guardan las mochilas, nos enteramos de que cerca está la piscina municipal, al otro lado del río, no nos lo pensamos dos veces, toalla, bañador, chanclas, cruzar el río y ¡A la piscina! perfecto para combatir el calor y el cansancio de una larga jornada de Camino.
Regresamos al albergue a su apertura para registrarnos, pasamos las mochilas y nos acomodamos. De vuelta a la calle nos vamos a comer, nuestro menú del peregrino, con habichuelas y trucha. Tras la comida, regresamos a la piscina, bajo un buen árbol, una siesta. Tras el descanso, toca colada, lavamos y tendemos toda la ropa de la jornada. Regresamos a la calle para disfrutar de la historia del pueblo, sin dejar de ver el monasterio de Santa María la Real, que es sin duda, una de las joyas del Camino. Puerta de Carlos V, el Claustro de los Caballeros, la Iglesia, el Panteón Real y la Santa Cueva, donde según la leyenda, D. García encontró a la virgen.
Compramos algo de comida para la cena y regresamos a recoger la ropa seca y a la ducha, toca ver después algo de fútbol, mientras Italia gana a Alemania, decidimos cenar en el albergue, pues hace mucho frío para hacerlo junto al río, así que mientras charlamos con uno de los hospitaleros, que es de Sevilla y nos relata su «vocación» y como se vive el Camino desde el otro lado. A las doce, con mucho fresquito, que se agradece después del calor de Logroño, nos vamos a la cama… mañana, continúa el Camino
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Perfil de la etapa 8 |
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Camino de Santiago – Camino Francés – Imágenes Etapa 8 |
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Etapa 9 (29/06/2012) | |
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Resumen de la Etapa 9
Por fin descansamos en el albergue, a pesar de las típicas molestias desde las cinco de la mañana, logramos dormir hasta las siete menos cuarto, nos hacía falta. Tras preparar el equipo, con el albergue ya vacío y despedirnos de los hospitaleros, arrancamos la marcha paseando por las calles del pueblo, pasando junto a Sta. Mª la Real y tal y como ayer llegábamos a Nájera cuesta abajo, hoy salimos de ella cuesta arriba. No tardamos en dejar el asfalto, tomando una pista que entre pinos asciende hasta un alto donde se abre una buena llanura, iniciando aquí un suave descenso entre vides y trigo.
Recorriendo pequeñas lomas cultivadas, recibimos a nuestras espaldas el agradable calor de los primeros rayos del sol, al poco llegamos a Azofra, el primer pueblo de la etapa de hoy, lugar indicado para detener nuestros pasos, esta vez la cafetería se llama «Sevilla» y con ese nombre tan andaluz, disfrutamos de una buena tostada de pan y un café.
Antes de retomar los pasos, crema anti ampollas para los pies y protección solar, abandonando el pueblo por carretera que dejamos al poco para seguir por pista, encontrando la Picota o Crucero. El paisaje cambia poco y por delante nos queda la tirada más larga de la jornada, será una hora y media aproximadamente sin referencias.
Tras un alto, descendemos buscando la carretera y una pista que discurre junto a la obra de encauzamiento de un arroyo, encajándonos entre lomas para luego volver a recuperar la altura lentamente, hasta la parte final, donde empujamos fuerte para alcanzar la Urbanización y el Campo de Golf, qué extraño, recorrer un camino milenario en contraste con construcciones tan modernas.
Cirueña se encuentra al poco de la urbanización, prácticamente lo rozamos, para tomar medio kilómetro el arcén de la carretera, rescatando a unas peregrinas francesas que seguían por el asfalto en lugar de tomar la pista que sigue por la izquierda entre trigo y viñedos, entre subidas y bajadas.
En la parte alta de una de las lomas, divisamos Santo Domingo de la Calzada, es una población grande, donde destaca la grandiosa torre de su catedral, aún nos queda media hora para llegar a las primeras naves, a sus espaldas, por una entrada bastante fea, accede el Camino a las primeras casas del pueblo, donde nos vamos encontrando con más peregrinos que llegan. Tras cruzar la carretera principal, atravesamos la muralla por una puerta y accedemos al casco antiguo y a la Calle Mayor, llena de historia y que recoge al peregrino, tras la zona moderna de la ciudad.
Ahora sí, nos vemos sumergidos en una ciudad propia del Camino, calles estrechas empedradas, casas blasonadas. Santo Domingo de la Calzada está unida a la historia del Camino, pues la vida del Santo se basó en apoyar a los peregrinos en su ruta xacobea, facilitando el paso por el río Oja y atendiendo sus necesidades. El albergue se sitúa en esta calle, uno en el monasterio Cistercense y otro un poco más adelante, «La Casa del Santo», de nueva edificación, unos de los más amplios y modernos que hemos encontrado en el camino. Son las doce menos cuarto y a las doce abren las puertas, tiempo justo de quitarnos las botas y beber agua.
Tras el registro, la ducha, lavar y tender la ropa, la rutina diaria tras la jornada de Camino. El albergue dispone de un tranquilo y coqueto patio trasero, donde es una delicia estar. Salimos a la calle, aún con energías de conocer los monumentos de Santo Domingo, en la plaza principal, ascendemos a la Torre de la Catedral, que se encuentra a parte de la misma, por problemas de cimentación, adquirimos la entrada doble, catedral y torre, así que aún con ganas, salvamos el montón de escalones que ascienden al campanario, viendo por el camino, la maquinaria del reloj. Las vistas desde arriba son impresionantes, 360º de campos de cultivo y como llega y sale el Camino desde aquí. Es la torre más alta de la Rioja. Ver las campanas y leer su historia y escucharlas, son igualmente impresionantes.
Ya dentro de la catedral, visitamos a lo largo del claustro una exposición que ofrece al visitante las riquezas que posee, así como la sala capitular y las reliquias del Santo. Posteriormente se ingresa en el templo propiamente dicho, grandiosa, sobria y muy amplia, multitud de retablos, un coro muy trabajado, el altar mayor y el sepulcro de Santo Domingo, frente a él, el gallo y la gallina de la leyenda. Antes de irnos, accedemos por una escalera a las cubiertas, zonas realmente sorprendentes y que no son frecuentes visitar, con una vista inusual por el rosetón al interior de la catedral, así como a la plaza y a la torre desde el tejado. Accedemos también a los pasillos de las defensa que se sitúan en la puerta principal y que fueron testigos de las disputas entre Castilla y Navarra por estas tierras.
Por fin, tras asomarnos a la Plaza Mayor y la muralla, nos sentamos a comer en el restaurante La Piedra, menú del peregrino, papas a la riojana, pollo con ajos, huevos con jamón, una delicia a más de las tres de la tarde. Tras comer, una merecida siesta de la que nos levantamos a las siete de la tarde, bastante descansados. Compramos algo de comida para la cena y vamos al Parador de Turismo, antiguo hospital de peregrinos y que está conservado y decorado con gran detalle y acierto.
Para acabar la tarde, antes de regresar al albergue, un café con un ahorcadito, dulce típico de aquí. Isa tiene unas pequeñas rozaduras en el pie, a ver cómo evoluciona, yo entre el albergue, restaurante, etc, he perdido mi gorro, cenaremos dentro del albergue, pero mientras atardece, en el patio trasero, escribo en mi diario esta lineas, con los últimos rayos de sol sobre la torre de la catedral, realmente un sitio de equilibrio y contemplación.
Cenamos en el albergue, aprovechando comida que traíamos de ayer y alguna que compramos hoy, al rato, a la cama, concierto de ronquidos, pero cuando conseguimos dormir, descansamos profundamente hasta que los vecinos inician el movimiento a la mañana siguiente.
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Perfil de la etapa 9 |
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Camino de Santiago – Camino Francés – Imágenes Etapa 9 |
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Etapa 10 (30/06/2012) | |
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Resumen de la Etapa 10
Iniciamos el día a las seis y media, cuando ya casi no queda gente en el albergue. A las siete menos cuarto nos recibe el aire fresco al dar los primeros pasos en el Camino. A las afueras de Sto. Domingo, junto al otro Parador de Turismo, rellenamos nuestras reservas de agua en una fuente. Pasamos el puente sobre el Río Oja, que le da nombre a esta Comunidad Autónoma, junto a él, la pequeña ermita de Sto. Domingo, marcan el final de la ciudad y el principio de un tramo que discurre junto a la carretera, pasando algunas naves industriales y campos de cultivo.
Esta etapa se puede resumir en campos de trigo y carretera nacional 120, la mayor parte del tiempo, el Camino discurre entre estos dos elementos, sólo nos alejamos del asfalto para acceder a algún pueblo, como es el caso de Grañón, que es el último pueblo de La Rioja y donde paramos a desayunar, café y napolitana de chocolate, antes de abandonar el pueblo, descender y ascender rápidamente hasta la línea que separa La Rioja y Castilla y León, ¡Ya estamos en la provincia de Burgos! y nos internamos en la tercera comunidad autónoma d nuestro camino, la siguiente será Galicia.
Continuando con nuestro animado paso, encontramos al poco Redecilla del Camino, pueblo partido por la carretera en dos, en breve, uno más, Castildelgado, siguiendo entre campos de trigo junto a la nacional, seguimos esta tediosa etapa, dejando la carretera para acceder a Viloria de la Rioja, pequeña aldea donde nació Santo Domingo, tras pasar entre las casas, regresamos a la nacional, tenemos la sensación de que hemos dado un rodeo de casi una hora, para avanzar sólo un kilómetro, pero el Camino, es el Camino y a veces tiene esto.
Seguimos junto a la carretera, encajonados entre lomas, sin referencias de nuestro destino, a partir de aquí, me inundan las ganas de terminar la etapa de hoy, cada paso, es un paso menos que falta, pasamos el cruce de Fresneña, al poco, volvemos a pasar otro ramal al mismo pueblo, proseguimos ahora con viento de cara, siempre junto a la carretera, con el incensante paso de coches y camiones.
Un hombre con una furgoneta circula por el Camino, pasa a nuestra altura y nos regala unas botellas frescas de agua, es del albergue de Belorado, celebran 10 años y lo hacen con ese gesto hacia los peregrinos, que desde luego, a estas alturas, es bienvenido. Seguimos la interminable recta, encajonados, hasta que por fin, con una curva a la derecha, empiezan a aparecer las primeras edificaciones de Belorado, pensaba que no iba a llegar nunca. Pasamos del albergue que hay en la entrada, el pueblo se ve destartalado y sin encanto, pero llegamos a la iglesia, bastante antigua y amplia, junto a ella, otro albergue, aún cerrado.
Nosotros seguimos por la calle principal, entre casas bajas, ahora con un poco más de encanto, hasta llegar al albergue Cuatro Cantores, el de la botella, aquí decidimos quedarnos hoy. Tras el registro, nos asignan a una habitación con literas que compartimos con otra pareja, creo que hoy descansaremos bien. Seguimos con la ducha, colada, tender la ropa y baño en la piscina que se encuentra a las espaldas del albergue.
Ya de paseo por la Plaza Mayor, animada con la música de un grupo de jóvenes, tras escucharlos un rato, toca comer, esta vez, dentro del restaurante, ya que cobran 3€ más por servir lo mismo en la calle. Junto con nosotros, a la mesa, otro compañero que viene haciendo el mismo tramo que nosotros y va sólo, con él comentamos anécdotas y momentos del Camino mientras damos cuenta de la ensalada, ensaladilla rusa, merluza y filetes que hemos pedido.
De vuelta al albergue, echamos una siesta, al levantarnos, recogemos la ropa y regresamos a la calle, aprovecho el cajero de mi entidad, para disponer de efectivo y compramos algo de comida para la cena. La tarde es fría y nublada, incluso caen algunas gotas, mañana se anuncia lluvia, a ver cómo se da el día. Cenamos en el patio del albergue, con otros peregrinos, no tardamos en subir a dormir, pues la etapa de mañana, con 27 kilómetros y Montes de Oca, se presenta dura e interesante, con montañas y bosques que rompan la monotonía de los campos de cultivo y la carretera que hemos sufrido hoy.
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Perfil de la etapa 10 |
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Etapa 11 (01/07/2012) | |
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Resumen de la Etapa 11
Iniciamos la etapa de hoy al filo de las siete de la mañana, hemos descansado bien en el albergue y eso se agradece en vista de la ruta que tenemos por delante. Tomamos la calle principal de Belorado, cruzando la carretera y saliendo por las últimas casas de la población, en breve nos encontramos andando por pista y salvando el curso del río Tirón por un puente de madera paralelo a la carretera. El paisaje ha cambiado, al trigo, antes omnipresente, ahora le acompañan árboles y vegetación más frondosa, el día está nublado y casi con ganas de llover, con nuestros ponchos de agua arriba de la mochila, vamos caminando en pantalones y manga larga.
A buen ritmo, no tardamos en alcanzar el primer pueblo de hoy, Tosantos, totalmente en calma, no hay más que casas dispersas y la Iglesia de San Esteban, al otro lado de la carretera, sobre una escarpada pared de piedra, se sitúa la Ermita de Ntra. Sra. de la Peña. La salida del pueblo, en ascensión, para, a buen paso, en menos de media hora, encontrarnos el siguiente hito del Camino, Villambista, que casi lo rozamos, pero el cartel del albergue nos indica que dispone de bar y es la hora de desayunar, así que nos desviamos por el centro del pueblo, encontrándonos cerrado el albergue, pero eso si, aprovechando para beber agua y llenar nuestras botellas.
Continuamos a nuestro ritmo, frente a nosotros, bajo el cielo gris, el verde oscuro e intenso de las montañas, que nos llama. En menos de media hora, un nuevo pueblo, esta vez Espinosa del Camino, aquí por fin encontramos un bar abierto para poder tomar un buen café y una tostada, un momento tranquilo junto con otros peregrinos que vienen desde Belorado, como nosotros. Tras reponer fuerzas retomamos el Camino, los campos de trigo amarillos ayer, hoy se tornan verdosos, se nota el cambio de altura y clima, la carretera la dejamos lejos, así que hoy vamos disfrutando bastante del recorrido, después de la etapa de ayer, nos hacía falta reencontrarnos con un Camino de Santiago entregado a lo natural.
Nueva media hora de etapa superada y nos encontramos con los restos del Monasterio de San Félix, con casi 1000 años de antiguedad, aún se conseva buena parte, eregido entre campos de cultivo, recordando viejos siglos de gloria, tras la foto de rigor, la pista cambia de dirección, divisando el núcleo urbano de Villafrnaca Montes de Oca.
Villafranca está adosada bajo el intenso verde de los montes que le dan nombre, nos encontramos de nuevo con la carretera que cruzamos, para salvar en rampa ascendente los desniveles iniciales, junto a la Iglesia y el antiguo Hospital de Peregrinos, hoy convertido en hotel, tras las casas, manteniendo la pendiente, el Camino se interna entre robles y helechos, enfocando Montes de Oca, huele a bosque, a verdor intenso, esto, nos gusta, se pone la etapa interesante. La ascensión no es excesivamente fuerte, pero si es exigente, así que poco a poco, con nuestro ritmo, superamos la pendiente inicial, que luego se va estabilizando.
Al poco, después de un mirador, la fuente de Mojapán, donde bebemos un poco de agua, siguiendo el ascenso. Tenemos la sensación de que no subimos demasiado y la cumbre de la loma no nos queda lejos, seguimos inmersos en un espeso bosque, que cuando hace estabilizar la pista, nos descubre al fondo el Monumento a los Caídos, homenaje a aquellos que fueron dusilados en 1936 en estos parajes por defender sus ideales. El monumento está adornado con poemas de la Elegía de Miguel Hernández, que cantara Serrat, sobrecoje pensar la gente que perdió inútilmente sus vidas en una guerra fraticida como aquella y como estos silenciosos bosques fueron testigos de ello.
Tras el monumento, la pista se hunde para salvar una barranquera, ascendiendo fuertemente después, en una rampa corta y muy inclinada que da paso a una gran recta, a nuestra derecha sobre las copas de los árboles, los molinos de viento bailan en su monótono ritmo, como nuestras piernas, que a un ritmo incesante nos acercan al final de la etapa, aunque sabemos que nos queda una buena tacada, inmersos en este magnífico bosque, se hace mucho más llevadera.
La pista discurre en medio de un cortafuegos, entre el bosque cerrado, luego sobre una pista forestal, así, en unas dos horas, divisamos el campanario de San Nicolás de Bari, la iglesia de San Juán de Ortega, realmente podemos decir, que como Roncesvalles, es un lugar de culto, el intenso bosque da paso a unos pequeños campos de cultivo, al servicio de las pocas casas dispersas junto al núcleo conventual que rodea una empedrada plaza. Entramos a la iglesia donde se guarda el sarcófago de San Juán, discípulo de Santo Domingo, en el centro de una gran reja, que no nos impide disfrutar de la exquisita arquitectura del lugar. Muchos peregrinos que partieron desde Belorado acaban su etapa aquí, nosotros sólo paramos a tomar un refresco, algo de comer y descansar un poco antes de proseguir nuestra marcha.
Aunque llevamos ya 24 kilómetros de recorrido, nos encontramos muy frescos, el tiempo ha acompañado y el paisaje que nos rodea nos da alas para seguir, el Camino sigue por la carretera de acceso y al poco, por la pista de tierra, entre pinos y robles, salvando dos pasos canadieneses, uno de ellos con un panel de abejas al completo, que pasamos corriendo para evitar picaduras, pues el susto, lo llevamos.
Un rato de bosque da paso a que se abra el paisaje, dejando al descubierto campos de cultivo y poblaciones diseminadas, un suave descenso nos hace aterrizar sobre Agés, en la entrada, en el primer albergue, San Rafael, regentado por andaluces, nos detenemos, es una recomendación de mi padre, que ya lo visitó, nos sentimos como en casa, acogidos por nuestra familia.
Sólo se hospedan los americanos que llevamos varias etapas coincidiendo con ellos, nos alojan en una habitación de seis, pero como disponen de espacio, nos dejarán sólos a los dos, disfrutando de un inmejorable descanso. Nos duchamos y hoy no lavamos la ropa, pues mañana ya llegamos a Burgos y no es preciso. De regreso al comedor, charlamos largo y tendido con esta familia de Tarifa, hasta que disfrutamos de una gran comida, exquisito homenaje, sopa de ajo, grabanzos y carne de toro.
Tras la comida, paseo por el pueblo, para ver la iglesia y el resto del encantador pueblo, que aunque pequeño, no deja de disponer de todos los servicios que un peregrino puede necesitar y el mayor de ellos, la tranquilidad y el sosiego, se agradecen. Para mí, toca un rato de siesta, mientras Isa prosigue con la charla. Me despierto para ver la final de la eurocopa, en el bar de Agés, nos encontramos con dos peregrinos con los que ya hemos compartido cena anteriormente, Isa y Bernard, de Pamplona y Valencia, respectivamente. Con una buena cena, bañada de Estrella de Galicia, disfrutamos de un partidazo, con ese 4-0 a Italia, algunos italianos nos sufren en el salón, a mí y a los Coreanos que gritan imitándome, lo mismo que yo.
Como siempre, los andaluces, la armamos, casi acabamos cerrando el bar y aunque tarde, tenemos llave del albergue, así que tras la última cerveza y alguna foto, nos vamos a la cama, con una perfecta velada para despedirnos de esta segunda fase del camino, mañana toca la última etapa hasta Burgos. Hoy hemos disfrutado de un gran día, tanto por la preciosa etapa, como por el gran trato en el alojamiento, como con la comida y la inmejorable cena, con victoria de España incluída. La verdad, es que una vez que le pillas el ritmo al Camino, da pena marcharse, pues sé, que al día siguiente, el diario lo escribiré ya desde Granada, pero también nosotros elegimos en qué forma hacemos el Camino…
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Camino de Santiago – Camino Francés – Imágenes Etapa 11 |
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Etapa 12 (02/07/2012) | |
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Resumen de la Etapa 12
A pesar de dormir sólos en la habitación no ha sido de mis mejores noches, quizá la emoción del partido de ayer, saber que hoy era la última etapa… ciertamente no lo sé. Aunque el despertar estaba previsto para las seis y media, en varias ocasiones me despierto viendo desde la ventana las primeras luces del día. Tras apagar la alarma, nos ponemos en marcha, realmente es un gustazo tener un baño para nosostros sólos, así que también lo disfrutamos con el aseo de la mañana, preparamos todo el equipo y bajamos.
Antes de salir, desayunamos con la dueña del albergue, Ana, la tarifeña y con algunos de los compañeros que se quedaron en San Juan de Ortega y ahora llegan a Agés, un buen café y una tostada de pan de hogaza con aceite, tomate y jamón. Nos despedimos de esta gran hospitalera, que no le cabe el corazón en el pecho, deseándole mucha suerte en «su camino» e iniciamos la última etapa de este año.
Cruzamos el pequeño pueblo de Agés mientras el sol empieza a escalar el horizonte, son las ocho menos veinte, Atapuerca se ve desde Agés, al otro lado de los campos de cultivo, bajo un cerro, los dos pueblos se unen por una carrtera casi recta y el Camino discurre por su arcén, así que para empezar, toca calentar los pies contra el asfalto.
A la entrada de Atapuerca se encuentra el acceso al Centro de Interpretación de los Yacimientos Arqueológicos, muchas huellas de estos hallazgos se encuentran a lo largo de la población, monolitos de piedra, placas en las calles, plazas, etc… Atapuerca es tan grande o tan pequeño, como cualquier pueblo de la zona, conserva el mismo tipo de edificaciones que todos y la tranquilidad que puede tener a estas horas cualquiera de ellos, sin duda, la univerdalidad y el renombre que ha recibido por los yacimientos no han cambiado su fisionomía, en su vega, un entorno natural con unas lagunas y humedales también nos llaman la atención.
A la salida del casco urbano dejamos el asfalto y nos desviamos por la izquierda tomando una pista que no tarda en arrancar a subir por la ladera del cerro, la pista discurre junto al perímetro de una zona militar, entre un encinar de ejemplares jóvenes y con un suelo pedregoso que me recuerda a zonas de la Sierra del Manar. En la subida, a nuestro alegre ritmo habitual, vamos adelantando a compañeros que partieron desde San Juan de Ortega. La subida no es excesivamente fuerte, pero si exigente y continuada, además acabamos de arrancar, pero vamos animados y disfrutando del campo.
Se suaviza poco a poco la pendiente y disfrutando del paisaje llegamos al alto, donde se sitúa una cruz de madera, al otro lado, se abre ante nosotros una amplia llanura, a la derecha, aún sobre el cerro, unos repetidores de televisión, bajo ellos, una cantera. Al fondo, el final de etapa, el núcelo urbano de Burgos, donde se mezcla el verde, con los edificios y las altas torres puntiagudas de su catedral. Aún queda bastante por caminar. Seguimos, bajamos rápidamente por la ladera hasta posicionarnos sobre la llanura, se acaba el perímetro militar, se acaban las encinas, de nuevo, campos de trigo amarilleados por el sol.
Andamos ahora sobre una pista que apunta en línea recta hacia Burgos, sin embargo, no tardamos en desviarnos a la izquierda y seguir en descenso hasta desembocar en una carretera en las proximidades de Villabal. Toca ahora arcén, encajados entre lomas de cultivos, hacemos un par de curvas y aparece Carseñuela de Riopico, donde paramos a beber en su fuente, antes de proseguir, por la carretera, ahora en línea recta, entre chalets y terreno, así que mientras caminamos, nos entretenemos eligiendo casa… media hora más hasta la siguiente población, Obaneja de Riopico, que pasamos de largo, siguiendo por la carretera.
Aunque hay poco tráfico, la carretera es estrecha, los coches pasan rápido y hay que ir con precaución, nos apetece quitarnos de enmedio y nos preguntamos como con tantos peregrinos como pasan por aquí, no han trazado por otro sitio el Camino para evitar el peligro. Pasamos por encima de la A1 gracias al mismo puente de la carretera, justo después, en la urbanización, hay una bifurcación del camino, siguiendo de frente accederíamos a través de Villafranca, nosotros lo hacemos por la izquierda, para hacerlo por Castañares y evitar el polígono industrial de la entrada de Burgos.
Dejamos el asfalto por fin, seguimos en esta gran explanada cultivada y por tierra, continuamos nuestro camino, dando vista al Aeropuerto de Burgos y junto a la valla de seguridad, rodeamos las pistas, donde sólo «vuela» un tractor segando trigo. Justo al acabar la valla, llegamos al último pueblo, Castañares, con un tráfico infernal, acabamos de encontrarnos de nuevo con la Nacional 120.
Aquí según nuestra idea, deberíamos de haber accedido al paseo fluvial para entrar directos a Burgos por este corredor verde, pero no está indicado, seguimos las flechas amarillas que nos llevan por el arcén de la carretera, pasando bajo un túnel por la circunvalación de Burgos y accediendo ya a la ciudad por el Polígono Industrial Gamonal. En las primeras naves, el camino cruza y callejea por un barrio obrero y por naves abandonadas, hasta llegar al «nuevo Burgos», donde modernas urbanizaciones se mezclan con edificios de hace 30 años. Sabemos que ya estamos aquí, nos queda una media hora de ciudad, así que buscando flechas por las calles, vamos superando avenidas, calles, rotondas… la ciudad está viva, llena de gente y tráfico, que llevamos ya unos días sin sufrir.
Al poco, tras pasar una esquina, de repente, nos encontramos con las torres de la catedral por sorpresa, ya estamos al lado, pensaba que llegaríamos por el sur de la ciudad, pero también entramos por el este, superando el río por el puente de San Pablo, entrando al casco histórico, por sus calles estrechas, que nos suenan de hace una semana, tras cinco etapas ya estamos de vuelta, es una sensación muy bonita. Junto a la capitanía, una unidad del ejército rinde honores a la bandera, nos paramos para ver el acto antes de seguir caminando, pasamos cerca del albergue de peregrinos, es curioso como en los pueblos pequeños destcamos y se nos reconoce fácilmente y como en las ciudades grandes, pasamos desapercibidos, tanto que casi es una sorpresa encontrarse con un compañero.
Por fin llegamos a la catedral, en la Credencial de Peregrino estampamos el último sello del 2012, compramos la entrada para visitarla. Para no dejar las mochilas en las taquillas, decidimos ir al coche y dejarlas allí. Así que pasamos por la puerta de Santa María, el río Arlazón y bajamos la avenida hasta el coche, que nos espera paciente en el mismo lugar donde lo dejamos, este encuentro también nos llena de alegría. Dejamos las mochilas, nos cambiamos de calzado y regresamos para visitar la catdral.
Para mí, de momento, es uno de los monumentos religiosos más espectaculares que he visitado, no voy a describirla, pues sería una enciclopedia, si puedo decir, que es imprescindible, no se podría pasar por Burgos sin dejar de visitarlo, es obligatorio. Tras dejar la catedral, después de más de dos horas de visita, regresamos al coche para iniciar el retorno a casa.
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Perfil de la etapa 12 |
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Ortofofo interactiva de la Etapa 12 |
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Camino de Santiago – Camino Francés – Imágenes Etapa 12 |
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El Regreso (02/07/2012)
Tomamos el coche sobre las dos de la tarde y salimos de Burgos con la ayuda del GPS para no dar muchas vueltas y enfocar rápidamente la A1, empezando a restar kilómetros que nos separan de casa. Aunque mi idea es parar en Lerma a comer, la salida está cerrada por las obras, así que llegamos hasta Aranda de Duero.
Aparcamos en el centro y bajamos por las solitarias calles hasta la Plaza Mayor, allí nos sentamos en una terraza, la única donde hay gente, como no hay menú del peregrino, entre tapas y raciones comemos y la verdad, que bastante bien.
De nuevo en el coche, mientras escuchamos en la radio la llegada de la Selección a Madrid, pasamos Somosierra y la Capital sin mucho problema, tras tomar la A4, Isa se hace cargo del volante, llegando hasta Granada a eso de las diez de la noche, directos a recoger a Nirvana, a la que hemos echado mucho de menos.
Disfrutamos de esa ducha y de dormir en casa, después de una semana, uno tiene la sensación de disfrutar de cada detalle de su propia casa.
Todo ha salido, por segundo año, perfecto y según lo planificado, este año ha sabido a poco, sólo cinco etapas, pero hemos disfrutado y nos hemos acercado un poco más a Santiago, 125 kilómetros menos para llegar, kilómetros irrepetibles, llenos de buenos momentos, de buena gente, de buenos pueblos, de granidosos paisajes, de superación y recogimiento… El Camino provee, no sólo de lo que uno necesita, sino también de sosiego, de calma, de desconexión del día a día que nos agovia, con un ritmo que se contagia y uno disfruta de él, con la única preocupación de cuántos kilómetros voy a andar y poco más… lo demás, todo llega…
Con esta fase, superamos la Comunidad Autónoma de La Rioja, que iniciamos el año pasado al llegar a Logroño e iniciamos Castilla y León, que nos acompañará hasta ganar Galicia.
De nuevo, en nuestro corazón, un compromiso, una energía, volver a Burgos para arrancar la siguiente fase del Camino, nos lleve a dónde nos lleve, sabiendo que el final está en Santiago de Compostela, tardemos el tiempo que tardemos… por ello… CONTINUARÁ…