Nueva York es realmente sorprendente, para gente como nosotros, acostumbrados a ciudades relativamente pequeñas, el impacto que supone aterrizar en una ciudad con más de ocho millones de habitantes y en un distrito como el de Manhattan con un millón y medio de habitantes y otros tantos de visitantes, que convierten esta isla en una de las más pobladas del mundo. Capital de negocios, capital cultural, capital de la moda, Nueva York es una gran ciudad que descubrir paso a paso, disfrutando de cada esquina.
La ruta: | |
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Nueva York es realmente sorprendente, para gente como nosotros, acostumbrados a ciudades relativamente pequeñas, el impacto que supone aterrizar en una ciudad con más de ocho millones de habitantes y en un distrito como el de Manhattan con un millón y medio de habitantes y otros tantos de visitantes, que convierten esta isla en una de las más pobladas del mundo. Capital de negocios, capital cultural, capital de la moda, Nueva York es una gran ciudad que descubrir paso a paso, disfrutando de cada esquina, de su entramado de calles y avenidas, de sus tiendas, restaurantes, museos y altísimos edificios.
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Central Park, que fue realizado a principios de siglo es un buen ejemplo de bosque inglés con más de 26.000 árboles, nos ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad, con un gran contraste entre sus frondosos bosques, sus amplios lagos y los edificios que lo rodean, escavado en roca viva, afloraciones de esas piedras oscuras, casi negras, afloran por doquier, siendo lugares perfectos para tumbarse y disfrutar de los sonidos de esta naturaleza tan particular.
Nuestro recorrido de hoy, circundará el parque al contrario de las agujas del reloj, acompañados de un guía, que precisamente estudió español en Granada, visitaremos los lugares más característicos del parque y aprenderemos un poco más sobre él y los elementos que le rodean.
El paseo es apto para todas las edades y supone una de las mejores formas de conocer este lugar imprescindible para los ciudadanos de Nueva York y de visita obligada para los turistas que viajen a esta ciudad.
La ruta la iniciamos en la sexta avenida, justo a la entrada del parque, en donde montamos nuestras bicis, e iniciamos un agradable llaneo, sorprendidos de lo frondoso del lugar y de cómo rápidamente huimos del ruido de la ciudad, con el gran contraste del verdor que inunda todo. Pronto realizamos la primera parada para ver el lugar donde se sitúa la pista de hielo tan reproducida en multitud de películas, a estas alturas de la primavera convertida en zona de columpios infantiles.
Proseguimos el recorrido ascendiendo por el llamado camino central, a nuestro alrededor, multitud de ciclistas, paseantes, patinadores, corredores, gente de toda clase y condición, disfrutan de un día soleado, el camino tiene leves subidas y bajadas, ganando cortas colinas y que permiten que no resulte monótono, como en otros puntos de la ciudad, los ojos bailan rápidamente de un sitio a otro, intentando captar muchos rincones y no perder ni un solo detalle.
Nos detenemos de nuevo, en el llamado Paseo Literario, asomados a él, esculturas de diversos escritores jalonan un amplio y largo paseo, lleno de poesías que leer a la vez que se camina bajo la sombra de los árboles y acompañados de la fresca brisa que albergan los árboles con su sombra y del canto de los pájaros, sin duda, un delicioso paseo.
Proseguimos nuestro transitar, desembocando en el camino del este y continuando nuestro rumbo norte, en breve, nos desviamos a la izquierda para asomarnos al lago donde decenas de barcas navegan a golpe de remo con gran tranquilidad por sus aguas, a lo lejos, los edificios se asoman al verdor del parque y bajo nosotros en la Terraza Bethesda presidida en el centro con una imponente fuente es la delicia de multitud de paseantes.
Regresamos sobre nuestros pasos, prosiguiendo por el camino del este nuestro ascenso al parque, de nuevo alguna suave subida, seguida de su correspondiente bajada, disfrutando de amplias zonas abiertas, donde la gente reposa tumbada en el césped, seguidas de zonas donde los árboles se amontonan recordándonos a un frondoso bosque. No tardamos en pasar por la parte trasera del Museo Metropolitano de Arte, tras el cual, el camino del este se aproxima a la linde del parque, junto a la que discurre la quinta avenida, donde se erige el Museo Guggenheim, nos detenemos para asomarnos a la Reserva de Jacqueline Kennedy Onassis, esta basta extensión de agua es realmente sorprendente, pues ocupa casi la totalidad de la anchura del parque y gracias a estar despejada, nos ofrece una impresionante vista de la otra orilla, junto a la cual se erigen altos edificios, además es el embalse de donde se surte de agua potable la ciudad de Nueva York y orgullo de los neoyorquinos, ya que están muy satisfechos de disponer de una de las aguas de más calidad del país y que sea potable el líquido elemento que surten todos los grifos.
Continuamos nuestro camino, junto a la Quinta Avenida, por el camino del este, pronto iniciaremos las curvas que nos indican que estamos en la parte superior del parque, cambiando de rumbo hacia la zona sur, recorriendo así el otro lado del mismo, esta vez junto a la Octava Avenida y sobre el denominado camino del oeste, transitando por la orilla contraria de la Reserva.
En breve realizamos una nueva parada junto a una pequeña casa de madera, donde realizan representaciones de marionetas, dejamos nuestras bicis y ascendemos por unas escaleras que nos llevan a una pequeña edificación en forma de castillo, denominada el Castillo Belvedere y que nos asoma a una amplia explanada, al Teatro Delacorte y al llamado Lago de las Tortugas, donde brillan bajo el sol, los caparazones de estos animales.
Sobre sus torres, es la mayor altura del parque, así que es el lugar ideal para tomar buenas panorámicas antes de regresar a donde nos esperan las bicis y reanudar nuestro recorrido, de nuevo en ascensión hasta la siguiente parada, próximos a las prisas de los coches que circulan junto a la 8ª Av., junto a esta entrada al parque se erige el Dakota y junto a nosotros una parte de Central Park que se ha venido a denominar Strawberry Fields, un jardín internacional que llama a la paz, un jardín en recuerdo y memoria a John Lennon que con su música imaginaba un mundo mejor, hasta que fue asesinado en este lugar.
Con su Imagine, con su recuerdo, continuamos nuestro paseo, ahora en un cómodo descenso que nos llevará a la parte baja del parque y por fin a la misma entrada que tomamos hace poco más de una hora y media, en donde finaliza nuestro recorrido, satisfechos de haber tenido la oportunidad de haber conocido este lugar sin el que esta gran ciudad no sería nada, este inmenso escenario de tantos momentos, de momentos irrepetibles de tantas vidas, decorado de muchas películas y que hoy ha sido el telón de fondo de un inolvidable paseo que siempre recordaremos.
Un placer compartir con vosotros esta experiencia.
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Ortofoto interactiva de la ruta |
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Fotos de la ruta |
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