Para todo montañero amante de Sierra Nevada, realizar la Travesía Integral es un sueño que está al alcance de unos pocos. A las dificultades logísticas y meteorológicas, se añaden la dureza del terreno, los grandes desniveles y las distancias a completar. Para nosotros era un proyecto y año tras año hemos ido acercándonos al mismo con distintas rutas de varios días en Alta Montaña que nos han servido como preparación, perfeccionamiento y aclimatación a la hora de emprender este nuevo reto.
Introducción a la Travesía Integral de Sierra Nevada
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La Travesía Integral de Sierra Nevada consiste en recorrer la denominada divisoria de mares, esto es, la cresta que determina hacia dónde se vierten las aguas, desembocando al Mediterráneo o al Océano Atlántico, esta cresta tiene un eje Noreste – Suroeste y en ella se reparte todos los picos de más de 3.000 metros con los que cuenta el macizo.
El primer paso es elegir en qué dirección hacemos el recorrido, nuestra recomendación es empezar en la vertiente de la Hoya de Guadix, bien desde Jérez del Marquesado o, a ser posible, desde Postero Alto, hasta donde podemos acceder con vehículo. De esta forma, el punto final puede ser Lanjarón, como es nuestro caso o Nigüelas. Así el punto de inicio está más alto que el punto final, por lo que el desnivel positivo es menor.
Después debemos de pensar cuánto tiempo vamos a invertir en realizar el recorrido, teniendo en cuenta que la distancia total son unos 55 kilómetros con casi 2000 metros de desnivel positivo y 3600 de desnivel negativo (en el sentido Jérez-Lanjarón), además el reparto de estos desniveles se concentran en la primera y última parte de la travesía, es decir, al ganar altura buscando la cota tres mil y al final al perderla, al aterrizar de nuevo.
Con todos estos datos en cuenta, finalmente nosotros decidimos repartirla en tres días, que comprenderían, Día 1: Postero Alto hasta la Laguna de la Mosca, Día 2: Laguna de la Mosca – Caballo y Día 3: Caballo – Lanjarón. En este mismo artículo descubrirá todos los detalles y pormenores de cada una de dichas etapas.
Añado que realizar la Travesía Integral de Sierra Nevada no consiste en hacer cima de todos los picos de más de 3000 metros, aunque durante el recorrido tengamos la oportunidad de hacer cumbre en algunos de ellos, simplemente por que nos pillan de paso, otros nos quedarán alejados o fuera de nuestro alcance, debemos de ser respetuosos con nosotros mismos y conscientes de que completar el recorrido es nuestra auténtica empresa y medir nuestras fuerzas un factor clave.
Por último, queremos hacer especial mención a que realizar esta Travesía Integral requiere un mínimo de preparación y experiencia en Alta Montaña, no es una ruta de senderismo al uso sino de montañismo, debemos de ser cuidadosos en el equipo elegido, preparar bien las mochilas, seleccionar las comidas, optimizar los pesos, tener en cuenta las dificultades de agua que podemos encontrarnos y las temperaturas extremas que sufriremos.
Con todo el respeto del mundo hacia la montaña que nos acoge, para regalarnos su inmensidad y paisajes, os animamos a disfrutar de este increíble recorrido por la cuerda de los tresmiles, una travesía inolvidable.
Ortofoto interactiva de toda la Travesía |
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Día 1: Postero Alto – Laguna de la Mosca
La ruta: | |
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Iniciamos el recorrido de esta primera etapa desde el Refugio Postero Alto, al mismo se accede por una pista forestal que sale del pueblo de Jérez del Marquesado, en la comarca del Marquesado del Zenete, al que se accede desde Granada por la A-92 hasta Guadix y luego por la GR-5104 que nos lleva directamente a Jérez. Desde Granada podemos hablar que en unas dos horas aproximadamente podríamos estar empezando a andar. Recomendamos arrancar lo más temprano posible, para aprovechar el día y para enfrentarnos a la ascensión de la Loma de Enmedio al amanecer. Otra opción que tenemos es pernoctar en el propio Refugio de Postero Alto, (http://refugioposteroalto.es) opción muy recomendada si usamos autobús para llegar a Jérez, pues podemos ascender el día de antes hasta el Refugio, cenar y desayunar en el mismo e iniciar la travesía. Esta opción añadiría un día más, unas tres horas de marcha y unos 700 metros de desnivel extra con bastante carga en la mochila.
p style=»text-align: justify;»>Situados en la puerta del Refugio, sólo tenemos que iniciar la ascensión por la misma loma donde se sitúa el edificio, a la derecha dejaremos la Puerta del Alhorí y los tajos que se sitúan bajo el Picón de Jérez, nuestro objetivo inicial es ascender lo más rectos posibles sin perder nunca altura, tenemos por delante unas tres horas de subida, dependiendo de nuestro estado físico y el equipo que portamos. A lo largo de la ascensión es fácil ir desviándose hacia la izquierda, siguiendo la acequia y algún sendero, en cualquier caso, más adelante, deberemos de corregir dicha desviación, cuando lleguemos a la cuerda, localizamos fácilmente la Piedra de los Ladrones, a 2944 metros de altura será nuestra referencia para saber que le ganamos a la Loma de Enmedio y por fin aterrizamos sobre la cota tres mil.
Una vez situados en la Piedra de los Ladrones, tras descansar un poco y recuperarnos de la gran subida, variamos por fin nuestra dirección hacia el oeste, tomando la cresta, aún en sentido ascendente, ahora buscamos el Puntal de Juntillas con 3140 metros, a nuestra izquierda dejamos Cerro Pelado, con 3182 metros. El Puntal de Juntillas se rodea por un sendero en su base que nos permite posicionarnos en un collado, donde soltamos nuestras mochilas para descender suavemente al Picón de Jérez, con 3048 metros se puede considerar el primer tresmil, según estamos acostumbrados a ver desde Granada la línea de cumbres, siendo el Pico del Caballo, con 3013 metros, su contrario en el otro lado, al que llegaremos dentro de dos días de marcha.
Tras regresar al collado desde el vértice geodésico del Picó de Jérez, sufrimos uno de los golpes más duros de la Travesía, nuestro fiel compañero Killo, el perro de Pepe y María, empieza a andar con dificultad. Antes de agravar la situación, ellos deciden regresar a Postero Alto, pues no parece que haya mejoría, por lo que debemos de reubicar todo el material en las distintas mochilas, en este punto, comemos juntos y nos separamos, sintiéndonos desde entonces un poco huérfanos, pues todo el proyecto lo habíamos desarrollado juntos, pero las circunstancias mandan, luego nos enteraremos de que Killo está mejor, parece que el cansancio le ha jugado una mala pasada. Esta sensación de que nos quedamos sólos, junto con el viento, hacen más dura la Travesía.
Nuestro camino sigue rodeando el Puntal de Juntillas y mantenemos la dirección oeste que llevábamos en suave descenso hasta un collado a la altura de las Lagunas de Juntillas que quedan a nuestra izquierda 150 metros más abajo. Desde el collado ascendemos hasta los 3113 metros de altura del pico de Los Cervatillos, dejamos a la derecha, bajo nosotros, los Tajos Negros de Covatillas y bajo estos el paraje de los Lavaderos de la Reina, donde nace el río Maitena y donde destacan los prados y borreguiles en las zonas más húmedas. Cambiamos de nuevo la dirección, ahora nos orientamos hacia el sur y realizamos un tramo casi llano, entre lascales, en esta zona tan poco transitada de nuestra sierra, tanto es así que es posible realizar toda la etapa sin encontrarnos a nadie hasta llegar a la Mosca. La siguiente referencia será el Puntal de Los Cuartos con 3152 m, orientándonos con pequeños mojones de piedra que nos van sirviendo de hitos en el camino, llegaremos en descenso hasta el Collado de Los Escarpes a 3102 metros y que da paso a otra nueva subida al pico de La Atalaya, con 3139 metros.
Desde el Pico de la Atalaya, tenemos un fuerte descenso de unos 150 metros de desnivel, ahora el sendero está mejor marcado, hasta el Collado de las Buitreras, a 2992 metros, esta vaguada en cotas inferiores da vida al río Vadillo. Desde este punto, tenemos por delante un buen trecho de tramo apenas marcado o señalizado. Se puede ascender por la cresta al otro lado, accediendo al Pico del Cuervo, con 3145 metros, a su derecha queda además el Cerro del Mojón Alto, con 3115 metros, separados ambos por un collado que se sitúa a 3086, en nuestro caso, preferimos ahorrar energías, por ello vamos rodeando el pico por nuestra izquierda, manteniendo en la medida de lo posible la altura y sin complicarnos el paso en exceso, pues no existe ni veredas ni mojones y el terreno es un inmenso lascal.
Por fin aterrizamos sobre la Cuneta de Vacares, a la izquierda, en un profundo hoyo, la laguna del mismo nombre y frente a nosotros majestuoso y desafiante, el Puntal de Vacares que con sus 3143 metros será otro de los exámenes del día, pues nos tocan remontar de nuevo casi 200 metros de desnivel. Llega ahora un tramo en el que debemos de extremar la atención, buscando la referencia de los mojones para evitar liarnos demasiado en los pasos, el terreno está muy roto, lacas, grandes bloques de piedra, paredes, cortados, riscos, son elemento que nos iremos encontrando y a los que debemos de hacer frente. Como norma, este paso lo haremos siempre con vistas a la laguna, existiendo en la parte inicial unas paredes con cornisas que debemos de ir ascendiendo de forma escalonada hasta ganar un sendero en su parte alta que sube directamente a las inmediaciones del propio Puntal de Vacares. Si deseamos acceder a la cumbre, una vez volcados hacia el otro lado, según va nuestra dirección de marcha y antes de descender entre una sucesión de grandes bloques de piedra, podemos dejar nuestras mochilas y ascender unos pocos metros hasta el propio pico, que no es, sino otra gran sucesión de enormes bloques megalíticos.
Tras el Puntal, proseguimos por una zona lenta y cansada, pues a lo acumulado sumamos una parte sin camino claro, de nuevo, en el que los hitos son nuestra referencia y en la que debemos de evitar perder altura excesivamente. Nos internaremos en varias coladas de piedra, entre grandes paredes y pendientes, es más, esta zona se denomina Los Acucaderos, poco a poco vamos superándola y acercándonos al Puntal de las Calderetas con 3047 metros y a sus lagunas que quedan a nuestra izquierda. Tras superar el Puntal, parece que las dificultades del terreno se suavizan, enfrentándonos a la imponente cara norte de la Alcazaba, en la base el Puntal del Goterón y bastante señalado con un gran hito de piedras arranca el Bazar de la Alcazaba, sendero que nos llevará hasta la Laguna de la Mosca, casi mágicamente, como si fuera una máquina de teletransportarnos, pues parece increíble que se pueda recorrer de una forma tan rápida y sencilla toda la ladera de la Alcazaba.
El sendero arranca en descenso, volcándose rápidamente hacia el oeste, a nuestra izquierda se va levantando la inmensa pared de la Alcazaba, trescientos metros más arriba está su cumbre, a nuestra derecha un vacío de casi mil metros de caída hacia el nacimiento del río Genil y la Dehesa de San Juán. El sendero está marcado tímidamente, es importante no perder demasiada altura e ir mirando hacia delante, pues en algunas ocasiones se va desdoblando, debido a los trazos para salvar ventisqueros y es mejor elegir el más apropiado. En estos pasos es posible encontrar nieve aún en pleno mes de agosto. Tras el descenso inicial, hay un tramo donde se suceden subida y bajadas, propias de ir salvando los distintos nervios de la propia montaña, poco a poco vamos rodeando esta gran mole hasta que por fin damos vista a la Laguna de la Mosca, nuestro destino, realmente casi resulta increíble que este camino nos esté llevando de esta manera a donde queremos ir.
Tras superar varios nervios más, enfocamos un descenso final hacia la laguna, cuando la vemos, impone no sólo los 600 metros de la pared del Mulhacén que quedan por encima, sino también la caída de agua desde la laguna por los Tajos Colorados, conformando el río Valdecasillas buscando la Majada del Palo, al fondo, donde se une con el río Valdeinfierno para conformar el río Real y más adelante el Genil. Estamos ante uno de los momentos más especiales de la ruta, sin duda uno de los pasos más espectaculares y más escarpados que podemos disfrutar en Sierra Nevada.
Por fin el sendero nos deposita sobre la cornisa bajo el Mulhacén, sólo nos queda proseguir nuestro camino entre grandes piedras y salvar una pequeña subida que da paso a la hoya donde se incrusta la Laguna de la Mosca. Es el momento de descansar, deshacernos de nuestras mochilas y montar el campamento base, ahora el cansancio viene de golpe, no debemos dejarnos, pues a estas alturas el tiempo es importante y la puesta de sol viene rápido. Asearnos, cambiarnos de ropa y prepara la cena serán las prioridades, pues a la noche, por la altura, el frío será importante, sobre todo si hace viento, así que debemos de preverlo.
Podremos rellenar nuestras reservas de agua de las múltiples chorreras que vierten en la laguna, siempre recomendable usar pastillas potabilizadoras. Si el día es agradable en cuanto a temperatura, disfrutar de la puesta de sol en este punto de la sierra es realmente mágico, así como de las estrellas en días claros, que incluso se reflejan en la laguna cuando está calmada, es algo indescriptible. En cualquier caso, importante descansar pues por delante nos quedan dos días muy duros, por lo que la recuperación es realmente importante.
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Ortofoto interactiva del Día 1: Postero Alto – Laguna de la Mosca |
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Fotos del Día 1 |
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Día 2: Laguna de la Mosca – Caballo
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Tras una noche difícil a la orilla de la Laguna de la Mosca, bastante castigados por el viento y un poco desanimados por la marcha de nuestros compañeros de viaje, decidimos proseguir el camino al menos hasta la Carihuela del Veleta, punto de escape más cercano, hacia los Albergues, en ese punto pensaremos si continuar o no con la aventura.
p style=»text-align: justify;»>Recogemos todas nuestras pertenencias al amanecer, abrigados, pues el viento no cesa de soplar, e iniciamos nuestro camino para salir de la Hoya del Mulhacén donde reposa la laguna. El sentido a tomar es el mismo que traíamos cuando llegamos ayer, es decir, hacia el suroeste.
La primera parte de nuestra salida se hace entre grandes piedras y lascales en subida relajada, no tardamos en dar con la pared que debemos de afrontar para ganar el Collado del Ciervo, si bien la subida no entraña dificultad, pues el sendero ya si, está muy bien marcado, si esconde un buen esfuerzo, el desnivel a superar, unos 200 metros en poca distancia, arrancar en frío y la carga de nuestras mochilas, nos obliga a tomárnoslo con mucha paciencia.
Al ganar el collado, abandonamos la zona más virgen de Sierra Nevada para adentrarnos en una de las más transitadas y modificadas por la mano del hombre, el Collado nos deja sobre la ladera sur del Mulhacén (3482 m) en una de las vías de acceso más usadas para hacer cumbre, en el caso que durante la travesía quieran ascenderlo, en el mismo collado pueden dejar las mochilas y hacer la subida en unos 45 minutos.
Nosotros descendemos por el sendero hasta el refugio de la Caldera, donde mucha gente va saliendo para subir al techo de la Península Ibérica, es curioso, pues vamos a contracorriente, dejamos a la derecha la Laguna de la Caldera y el Puntal del mismo nombre, 3219 metros, que rodeamos por una pista clara y marcada, que une el Veleta con Capileira. La pista es fácil de andar y no presenta dificultad, por la misma disfrutamos de las vista al barranco del Poqueira, al fondo el Refugio de Poqueira y la Alpujarra alta. Vamos girando Loma Pelada en sentido horario, dejando en su punta el Refugio de Vistavientos, casi oculto por el terreno y dando vistas a la espectacular formación de los Raspones y Crestones de Río Seco con su bonita laguna en el abrigo que conforman estas cadenas de riscos. El paso de la pista por los Raspones crea una gran puerta natural que de nuevo da paso a otro espectáculo, esta vez la cara sur del Veleta y el Cerro de los Machos, por cuya ladera ahora discurre la pista.
Sin hacer alarde de energías, pero poco a poco, superamos una de las fases de la etapa de hoy, nos queda ganar la Carihuela del Veleta, que se hace en una zeta perfecta en la que nos posicionamos a 3230 metros de altura, dando vista a toda la zona de remontes, Borreguiles y la urbanización de Pradollano. De nuevo aquí, podemos dejar las mochilas en el refugio y ascender al pico del Veleta, a 3396 metros de altura es la segunda cumbre más alta de Sierra Nevada. Nosotros tomamos nuestra decisión doble, la primera, proseguir con la aventura, pues parece que el viento se ha calmado y el primer tramo de esta segunda etapa nos ha servido para recuperar ganas y energías, la segunda, no hacer pico Veleta para evitar perder fuerzas y tiempo, por ello, desde la misma Carihuela, descendemos justo de frente dejando los Tajos de la Virgen a nuestra izquierda y con la vista puesta en los Lagunillos de la Virgen a los que no tardamos en llegar, punto perfecto para recuperar energías antes de proseguir. Existe un paso por la cumbre de los Tajos de la Virgen, pero es muy dificultoso y poco recomendable con mochilas de volumen y peso.
Desde los Lagunillos, seguimos por el sendero que viene de la Laguna de las Yeguas, con los Tajos de la Virgen a la izquierda, donde destaca el Fraile de Capileira, este sendero va tímidamente acercándose a la ladera hasta que se enrosca en si mismo para ganar la altura suficiente que nos deje sobre la cornisa de los Tajos, lo hace de una forma sutil, no digo que no haya que esforzarse, sino que el regalo que nos hace el sendero es mucho mayor que las energías gastadas.
Las vistas desde la parte alta son maravillosas y merecen ser disfrutadas, cuando el sendero gira en dirección sur, en los últimos compases de la subida, nos deja ver a la derecha, tras el Tozal del Cartujo (3150 m) y los Tajos Altos, el pico del Caballo, (3013 metros), nuestro destino final, que aún nos queda lejos. Al frente, al poco, aparecen las curiosas chimeneas del Refugio del Elorrieta, en ruinas, que descansa sobre los Tajos de la Virgen a 3160 metros de altura. Dentro de sus galerías, descansamos y comemos antes de proseguir la marcha. En días claros, en un lugar precioso para disfrutar de las vistas de la Alpujarra, la Contraviesa, la Sierra de Lújar y el Mediterráneo.
Ahora toca descender al barranco que conforman los Tajos Altos y los Tajos de los Machos, entre ambos, la Laguna de Lanjarón, nacimiento de este río. El sendero está perfectamente señalizado y no ofrece dudas, es cómodo de caminar y nos permite incrementar la media de velocidad del día, pues es un descenso suave y agradable. Tras cruzar el río Lanjarón, dejamos un ramal del sendero que va por la ladera que traíamos, la de la solana, que lleva hacia la Loma de Cañar, proseguimos ahora al otro lado, por la base de los Tajos Altos, imponentes, a nuestra derecha. El camino está muy bien marcado, asegurando el sendero con grandes piedras, pasamos por la Laguna de Bolaños y al poco por la Cuadrada, este sendero se denomina Vereda Cortá, no tardamos en averiguar el por qué, pues una pared al vacío, nos obliga a hacer un paso complicado, asegurados por una cadena apropiadamente fijada a la piedra y con la que no tenemos complicaciones en superarlo.
El sendero desciende fuertemente por una ladera pedregosa perdiendo altura, dándonos vista al pico del Caballo, al refugio del mismo nombre y bajo ellos, a la laguna de Nájera.
Toca ascender suavemente, de nuevo, buscando la altura de la Laguna del Caballo, donde encontramos el refugio que nos servirá de hogar esta noche, no tardamos en llegar al mismo, sobre los 2850 metros de altura, encima de nosotros el último tresmil de Sierra Nevada, el Pico del Caballo, como una pirápide perfecta de 3013 metros de altura.
Decidimos reponer fuerzas, el pico ya lo tenemos visto de otras ocasiones, preparamos todos los elementos de dormir, nos aseamos, preparamos la cena y nos dedicamos a descansar tranquilamente, ayer fue un día muy duro, hoy también lo ha sido y mañana nos espera una gran bajada. Nuestros compañeros de refugio, una pareja de córdoba, comparte con nosotros experiencias, mesa y mantel, el aire arrecia como anoche, así que descansar dentro del refugio es garantía de poder dormir. Realmente, estamos cansados.
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Ortofoto interactiva del Día 2: Laguna de la Mosca – Pico del Caballo |
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Fotos del Día 2 |
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Día 3:Caballo – Lanjarón
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Arranca el día temprano, hoy tenemos por delante la bajada hasta Lanjarón y sabemos que el calor se notará en cuanto perdamos altura y avancen las horas. Dentro del refugio del Caballo hemos dormido y descansado muy bien, protegidos del viento que no ha dejado de soplar en toda la noche. La plataforma Acción Sierra Nevada (http://accionsierranevada.org/) ha hecho un gran trabajo con la puerta del refugio, ¡GRACIAS!. Desayunamos y recogemos todo nuestro equipo. Nos despedimos de nuestros vecinos cordobeses que retornan a la Hoya de la Mora por las crestas de los Tajos. Nosotros tomamos el sendero que parte desde el mismo refugio en dirección sur, dejando el pico del Caballo a nuestra derecha.
El sendero inicialmente, junto a la ladera del Caballo, va en subida hasta llegar a las ruinas del Refugio de Lanjarón, perfecto balcón y obligada parada, echamos la vista atrás para contemplar la panorámica sobre el río Lanjarón, Caballo y Tajos Altos a la izquierda, Loma de Cañar a la Derecha y en su unión, allá arriba, el refugio de Elorrieta que ganábamos ayer.
Proseguimos el camino continuando el bordeo de la ladera del pico, llegando a un semicollado donde tomamos el sendero que desciende fuertemente por la ladera, junto a una chorrera, el camino está muy bien marcado, aunque muy pedregoso, es bastante cómodo de hacer. Mantenemos nuestra dirección suroeste, en un descenso continuo, tras un rato de camino empezamos a encontrarnos una zona boscosa, pinos cerrados, pequeños, retorcidos, castigados por el viento y la nieve, como en un bosque de película de miedo, estamos en la Hoya del Hiniestral. El sendero se interna entre los pinos, pero podemos tomar un estrecho cortafuegos que los rodea por abajo y nos devuelve al sendero un poco más adelante, poco antes de aterrizar sobre una acequia en plena restauración.
Continuamos nuestro ritmo de descenso, poco a poco, con paciencia, en breve damos vistas al Refugio de Ventura, se sitúa sobre una gran piedra del mismo color, por lo que no lo reconocemos hasta que casi estamos encima del mismo. La vegetación se abre paso sobre el terreno, que ha cambiado su composición, andamos sobre los 2300 metros de altura, tras alguna barranquera y vuelta, el sendero desemboca en una parcela, punto terminal de la pista que asciende desde Lanjarón. En este lugar empezamos a comprobar los efectos del devastador incendio de Lanjarón, que arrasó 2600 hectáreas de esta zona en septiembre del 2005, pequeños reductos de bosque son los restos de un espectacular entorno que aquí se desarrollaba y que perdimos para siempre.
Tomamos unos pasos la pista, muy pendientes del margen izquierdo, pues al poco iniciamos una colección de recortes que nos ayudan a evitar las curvas de la misma y perder altura más rápidamente y en menos distancia. Esta será la tónica general del siguiente tramo de ruta, enlazar recortes que evitan la pista y aligeran la marcha. Poco a poco, vamos perdiendo altura y nos percatamos de cómo nos encajamos en el barranco, acercándonos al río Lanjarón y alejándonos de la cresta de la Loma del Caballo.
Por fin llegamos a las Casas de Tello, donde aún existen algunos ejemplares de pinos y castaños que nos dan una idea del nivel del bosque que albergaban estos parajes. Este refugio abandonado, donde además se originó el famoso incendio, es el lugar perfecto para descansar y reponer fuerzas, estamos a 1550 metros de altura y a dos terceras partes de nuestro recorrido, el calor aprieta y no podemos negarnos a beber agua en su fuente, rellenar nuestras reservas y comer algo ligero antes de proseguir.
Desde Tello, debemos de retomar el sendero que pasa por encima del pabellón, entrando en un tramo donde perdemos el desnivel muy rápido, parece que el camino busca desesperadamente el río Lanjarón hasta que lo encuentra en un cruce de caminos donde se dan cita el GR-7, Sulayr y Transnevada. El río se supera sobre un puente de piedra y madera, junto a una cascada formada por el aliviadero de una acequia que toma agua más arriba, la sombra de la vegetación, el ruido de la cascada y el frescor del agua lo convierten en un precioso oasis que nos vuelve a detener para deleitarnos.
Curiosamente, tras pasar el río, el camino toma de nuevo altura en la ladera contraria de la que traíamos hasta el momento y vuelve a dejar el curso del agua, ahora a nuestra derecha, encajado en el barranco. Llegamos hasta una pista, donde abandonamos el Sulayr, GR-7 y Transnevada, que ascienden por la misma buscando saltar la Loma de Cañar. Nosotros seguimos dicha pista en sentido descendente, con algún cortijo, campos de cultivo y bellos ejemplares de encina, la vegetación y el juego del agua, por canales, acequias, fuentes, es precioso. Pronto termina la pista y prosigue el sendero que continúa su descenso imparable.
A nuestras cansadas piernas, se le suma una nueva sorpresa, junto con el piso de tierra del sendero, se empiezan a alternar zonas de piedra, como si fueran calzadas romanas, que nos castigan un poco más, andamos con precaución para evitar torceduras, hasta nuestra perrita Nirvana sufre el cansancio acumulado, tumbándose cuando puede en cualquier sombra que encuentra, aún así continuamos nuestro camino. El calor y el cansancio se van notando, las ganas de llegar o de tener referencias de lo que nos queda hasta Lanjarón también se notan, pero intentamos seguir disfrutando de este privilegio.
Mantenmos siempre nuestro sendero de descenso, iremos encontrando distintos desvíos, algunos señalizados, siempre iremos tomando el sendero principal que va buscando Lanjarón, hasta que por fin, daremos vista a las distintas edificaciones del pueblo, que se abren al valle, con las últimas rampas, pues no cesaremos nuestro descenso hasta llegar al mismo pueblo, después de más de dieciséis kilómetros y 2200 metros de bajada.
Lanjarón, el pueblo del agua, nos recibe con la fuente junto a la Ermita de San Sebastián, bebiendo de su fresco chorro, nos lo empezamos a creer, ¡lo hemos conseguido!, tras 55 kilómetros hemos completado la Travesía Integral de Sierra Nevada, hace dos días que salimos desde Postero Alto, por el camino, decenas de picos de tres mil metros, paisajes infinitos, esfuerzos titánicos, senderos perdidos, hitos escondidos, compañeros que tuvieron que abandonar la aventura, buenos y malos momentos que hacen de este recorrido una experiencia inolvidable y que nos llenan de vida.
Un auténtico placer cumplir con este sueño, superar este reto y además, compartirlo con vosotros.
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